Resulta que había fallecido un hombre y cuando estaban velándolo llegaron los sepultureros, y la esposa empezó a gritar:
¡No se lo lleven por favor, no se lo lleven!
Señora tranquila, hemos venido para enterrar al muerto.
¡No por favor, no se lo lleven, no se lo lleven!, gritaba la mujer.
Pero señora tranquila, ha llegado la hora de llevarnos al muerto.
¡No se lo lleven, no se lo lleven!, seguía gritando
Hasta que uno de los sepultureros ya cansado le dijo: [...]
Pa enterarte sigue