Un tío sale temprano de su casa para el trabajo y oye que le gritan:
Adiós, cornudo.
Así unos cuantos días, el fulano, cabreado, se lo comenta a su esposa,
quien le dice que tiene que ser una casualidad, y que seguramente el insulto no iba dirigido a el.
Tranquilizado por su mujer, salió dos o tres días mas tranquilo.
Días después, al salir para el trabajo, escucha de nuevo:
Adiós cornudo, y ademas chismoso.